Experimentando con mis sentidos

Negro. Así lo veía todo después de que me tapara los ojos con su camiseta. Me ató las manos por detrás con una cuerda y me colocó contra la pared. En mi cuello podía notar su respiración entrecortada.

No me había dado tiempo a desnudarme antes de que me atrapara así, por lo que sus manos se deslizaban por dentro de mi camiseta con suavidad. Sentía su calor entrando por mis caderas, rozando mi vientre y agarrando mis pechos.

Me besaba la espalda mientras me agarraba fuerte contra él. Podía notar su excitación tras de mí.

Cuando aíslas uno de tus sentidos, el resto puede sentir con mucha más intensidad. Cada caricia era como un delicado algodón que se desliza con la brisa sobre mi cuerpo. Cada beso que me daba erizaba mi piel.

Desabrochó el botón de mi vaquero e introdujo su mano por dentro de mi pantalón. Para entonces ya era como una playa que se humedece con cada ola de su cuerpo.

Los dedos de su otra mano se deslizaban por mis labios. Mi respiración cada vez era más intensa. El no saber cuál sería su siguiente movimiento me excitaba de una forma fuera de lo normal. Me tenía totalmente desarmada. Yo solo podía rendirme ante su pasión.

Deslizó mi pantalón hasta quitármelo y separó mis piernas con su rodillas. Se introdujo en mi interior sin que yo pudiera resistirme y me atrajo con fuerza contra su cuerpo. No pude evitar rugir. Me proclamé suya por esos minutos.

La intensidad iba aumentando a medida que disminuía mi voluntad. Había cedido por completo el control de mi cuerpo. Cada vez nos agitábamos más y ya no podíamos reprimir nuestros gritos.

Y, de repente, paz. Solté mi última respiración, la más fuerte de todas. Dejé caer mi peso sobre él, aturdida por la gloriosa batalla.

Noté de nuevo sus manos, esta ves desatando la cuerda que me atrapaba. Me quité de golpe su camiseta de los ojos y volví de nuevo al mundo