Los datos y estadísticas estiman que un 66% de las mujeres y un 33% de los hombres fingen o han fingido en alguna ocasión un orgasmo. Algo realmente preocupante especialmente si nos detenemos en el elevado porcentaje que muestran las mujeres.
Como ya comentamos en anteriores entradas, en el sexo es de gran importancia la comunicación. Pero esto es necesario tanto si tenemos pareja estable como si no. Y esta comunicación debe ser sincera y adecuada, por lo que deberemos tener la capacidad para hablar, aunque no conozcamos mucho a la otra persona.
Muchas veces anteponemos las necesidades y deseos de los demás a las nuestras, pero esto es un error, porque si no pensamos en nosotros mismos, no seremos capaces de pedir lo que queremos o lo que nos gusta, incluso puede darse el caso de que no sepamos decir no a algo.
Tenemos que mentalizarnos que no hay nada malo en decir lo que nos gusta, eso si, en cualquier caso, antes de poder pedir o decir lo que nos gusta, deberemos definitivamente saber lo que nos gusta. Por lo que primero será necesario auto descubrirnos.
¿Por qué fingen las mujeres?
Algo que quizás ya lo podías deducir, cuando más orgasmos se fingen es en la penetración. Es una realidad que vivimos en una sociedad coitocentrista y donde el machismo, no ayuda. Esta práctica por lo general, no ofrece placer a la mujer en una pareja cisheterosexual, incluso puede llegar a ser aburrido para ella, si se alarga en el tiempo. Y es que muchas mujeres, la gran mayoría en realidad, necesitan de una estimulación directa en el clítoris para llegar al climax.
En muchos casos el fingir estos orgasmos puede derivarse de no querer herir el orgullo de la otra persona o que sienta que lo está haciendo mal, pero es que si no se habla de ello y realmente no lo está haciendo como nos gusta, seguirá siendo así para siempre.
¿Y los hombres?
En el caso de los hombres, suele pasar por los mismos motivos, al no querer herir a sus parejas o por ejemplo también para ocultar una disfunción sexual. Sin duda el machismo persistente en la sociedad, también les afecta a ellos, que sienten la presión constante de deber cumplir en la cama. Pero ese no es un pensamiento correcto y para nada sano.
En cualquier caso y procurando no dañar los sentimientos de quienes nos acompañan, deberemos ser sinceros.
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